Los Estudiantes de Barro

El proyecto del Inder que cambio la vida de los escolares en Batán

 

 

Durante muchos años, los niños de las comunidades de El Cenízaro y Los Almendros, parte del asentamiento Batán en la zona del Caribe de nuestro país, fueron conocidos como los Estudiantes de Barro. Para poder asistir a la escuela más cercana, debían lidiar con el barro del camino, que en ocasiones podría llegar hasta la cintura, en una zona conocida por las constantes precipitaciones y crecidas de los ríos.

Con sus zapatos en las manos y los pantalones o enaguas levantados para no ensuciarlos de barro, durante muchos años estos niños iban así hasta la escuela Los Almendros

En la época lluviosa la situación se complicaba aún más. A diario, antes de salir de sus casas los pequeños debían colocarse sus botas de hule y llevar un uniforme extra, puesto que al iniciar su trayecto, el barro los ensuciaba. Aquellos con situaciones económicas aún más apremiantes debían pedir permiso para utilizar otra ropa y poder así recibir las tan ansiadas lecciones.

En esas condiciones, el recorrido hasta la escuela podría durar horas

Los vecinos solicitaron durante mucho tiempo una mejora en sus caminos, sobre todo por el bienestar y seguridad de sus hijos. Incluso, hace aproximadamente unos cinco años se firmó un convenio entre el Instituto de Desarrollo Rural (Inder), la Municipalidad de Matina y la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (JAPDEVA), pero el proyecto no había podido ser concretado.

Algunos sectores eran realmente difíciles de pasar en su ruta a la escuela

Hace unos meses, la esperanza llegó nuevamente hasta Batán. El proyecto de construcción del nuevo camino vio la luz, se retomaron los acuerdos e iniciaron los trabajos de una ruta que había sido priorizada por parte de la Oficina subregional del Inder.

Hace pocos días las obras concluyeron, con una inversión de 6,5 millones de colones, pero que lograron impactar positivamente los 2,54 kilómetros de camino, que separaban a los niños de su escuela.

Así se ve el camino hoy, las condiciones han mejorado sustancialmente

De esta forma, el Instituto de Desarrollo Rural (Inder) está saldando una deuda que se tenía con los habitantes del asentamiento Batán, pero sobre todo con su niñez. Valientes que todas las mañanas a pesar del frío y las lluvias, o el polvo en verano hacían un importante recorrido para llegar a su casa de estudios.

Gracias al compromiso de los colaboradores del Inder e instituciones comprometidas con el desarrollo rural territorial, hoy los niños de las comunidades de El Cenízaro y Los Almendros, ya no son más los Estudiantes de Barro.

El Inder cumple de esta forma con las necesidades del asentamiento Batán

 

Colaboró: Olman Gómez, Oficina del Inder, Batán

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