Los Estudiantes de Barro
El proyecto del Inder que cambio la vida de los escolares en Batán
Fecha de
publicación, 9 de setiembre del 2016
|

|
Durante muchos años, los niños de las comunidades de El
Cenízaro y Los Almendros, parte del asentamiento Batán en la zona del Caribe de
nuestro país, fueron conocidos como los Estudiantes de Barro. Para poder
asistir a la escuela más cercana, debían lidiar con el barro del camino, que en
ocasiones podría llegar hasta la cintura, en una zona conocida por las
constantes precipitaciones y crecidas de los ríos.

Con sus zapatos en las manos y los
pantalones o enaguas levantados para no ensuciarlos de barro, durante muchos
años estos niños iban así hasta la escuela Los Almendros
En la época lluviosa la situación se complicaba aún más. A
diario, antes de salir de sus casas los pequeños debían colocarse sus botas de
hule y llevar un uniforme extra, puesto que al iniciar
su trayecto, el barro los ensuciaba. Aquellos con situaciones económicas aún
más apremiantes debían pedir permiso para utilizar otra ropa y poder así
recibir las tan ansiadas lecciones.

En esas condiciones, el recorrido
hasta la escuela podría durar horas
Los vecinos solicitaron durante mucho tiempo una mejora en
sus caminos, sobre todo por el bienestar y seguridad de sus hijos. Incluso,
hace aproximadamente unos cinco años se firmó un convenio entre el Instituto de
Desarrollo Rural (Inder), la Municipalidad de Matina y la Junta de
Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica
(JAPDEVA), pero el proyecto no había podido ser concretado.

Algunos sectores eran realmente
difíciles de pasar en su ruta a la escuela
Hace unos meses, la esperanza llegó nuevamente hasta Batán.
El proyecto de construcción del nuevo camino vio la luz, se retomaron los
acuerdos e iniciaron los trabajos de una ruta que había sido priorizada por
parte de la Oficina subregional del Inder.
Hace pocos días las obras concluyeron, con una inversión de
6,5 millones de colones, pero que lograron impactar positivamente los 2,54
kilómetros de camino, que separaban a los niños de su escuela.

Así se ve el camino hoy, las
condiciones han mejorado sustancialmente
De esta forma, el Instituto de Desarrollo Rural (Inder) está
saldando una deuda que se tenía con los habitantes del asentamiento Batán, pero
sobre todo con su niñez. Valientes que todas las mañanas a pesar del frío y las
lluvias, o el polvo en verano hacían un importante recorrido para llegar a su
casa de estudios.
Gracias al compromiso de los colaboradores del Inder e
instituciones comprometidas con el desarrollo rural territorial, hoy los niños
de las comunidades de El Cenízaro y Los Almendros, ya no son más los
Estudiantes de Barro.

El Inder cumple de esta forma con
las necesidades del asentamiento Batán

Colaboró: Olman
Gómez, Oficina del Inder, Batán
